jueves, 17 de febrero de 2022

Domingo de Sexagésima


DOMINGO DE SEXAGÉSIMA

II clase, morado

Sin Gloria. Tracto, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad.

TIEMPO DE SEPTUAGÉSIMA Y SUS NORMAS LITÚRGICAS

 

“La semilla es la palabra de Dios, aquella palabra cuyo incansable sembrador fue Pablo, entre afanes y sufrimientos y hasta la muerte a filo de espada; aquella palabra encarnada en Cristo, Verbo divino, centro de la Sagrada Escritura.” Las grandes páginas de la Biblia, leídas en maitines, anuncian, una tras otra, el misterio pascual. Noé, el segundo padre del género humano, simboliza la renovación de la humanidad: “vea el mundo el levantarse de lo caído, el renovarse de lo envejecido, el retorno de todo a su prístina integridad por obra del mismo que lo creara. (Sábado Santo, oficio antiguo). En adelante, la salvación se obrará en el seno de la Iglesia, cuya figura es el arca, y en ella serán regeneradas, no sólo ocho personas, sino toda la multitud de los bautizados que salen de las aguas. (Epístola del viernes de Pascua).

Los cantos de la misa tienen el mismo acento que los del domingo anterior: llamamiento penetrante y confiado a Dios desde el seno de nuestra miseria. La epístola se ha escogido por tener lugar la estación en San Pablo extramuros; es una de las páginas más bellas del gran apóstol.

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Desde el Introito, la santa Iglesia nos hace oír la ferviente plegaria del Salmista implorando el auxilio del Altísimo en medio de las tribulaciones que le rodeaban. En la Colecta expresa su confianza en la intercesión del gran Apóstol San Pablo, celosísimo propagador de la divina palabra, de la divina semilla que había de renovar la faz de la tierra. Y si es bien, observemos la íntima relación que guarda la Colecta con la estación que se verifica hoy en la Iglesia de San Pablo. ¿A dónde podría dirigirse mejor la asamblea cristiana para impetrar la intercesión del Apóstol de las Gentes, que al  lugar en que descansan sus preciosísimas reliquias? La Epístola es uno de los más bellos pasajes de los escritos de San Pablo en que enumera la multitud de trabajos soportados por la difusión del Evangelio. Por ella podemos comprender de algún modo las fatigas de cuantos propagaron la buena nueva en los áridos páramos de la gentilidad. En el Gradual implora la Iglesia el socorro del Señor contra los que se oponen a la misión que ya ha recibido de suscitar por todas partes adoradores del verdadero Dios. El Evangelista refiere la parábola del sembrador, cuyo significado el mismo divino Maestro se dignó explicar. Nosotros, por tanto, no tenemos que hacer más que escuchar y meditar religiosamente sus enseñanzas. Esto inculca y repite la Iglesia en el Ofertorio; que en ello nos afirme el vivificador Sacramento, pide en la oración Secreta. La frecuente recepción de la Eucaristía  será el medio que fertilizará y hará fecundas nuestras almas. Por esto se invita en la Comunión a acercarnos a la Sagrada Mesa, en la que recobramos nuevo vigor y juventud, y pide en la Poscomunión que así sea por la práctica de actos santos y buenas costumbres.

 

INTROITO Salmo 43, 23-26. 2

Exsúrge, quare obdórmis, Dómine? exsúrge, et ne repéllas in finem: quare fáciem tuam avértis, oblivísceris tribulatiónem nostram? Adhæsit in terra venter noster: exsúrge Dómine, ádjuva nos, et líbera nos. V/. Deus, áuribus nostris audívimus; patres nostri annuntiavérunt nobis.  V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén

¡Despierta, Señor! ¿Por qué aparentas dormir? Despierta y no nos rechaces para siempre. ¿Por qué escondes tu rostro y olvidas nuestra tribulación? Pegado está nuestro cuerpo a la tierra; despierta, Señor, ayúdanos y líbranos. V/. Nuestros oídos, Señor, lo oyeron; nuestros padres nos lo contaron. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

 

COLECTA

Deus, qui cónspicis, quia ex nulla nostra actióne confídimus: concéde propítius; ut contra advérsa ómnia Doctóris géntium protectióne muniámur. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Oh Dios, que ves cómo no confiamos en ninguna de nuestras acciones, concédenos propicio que seamos fortalecidos por la protección del Doctor de las gentes contra toda adversidad.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

EPÍSTOLA  2 Corintios 11, 19-33; 12, 1-9

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Corínthios.

Fratres: Libénter suffértis insipiéntes: cum sitis ipsi sapiéntes.  Sustinétis enim si quis vos in servitútem rédigit, si quis dévorat, si quis áccipit, si quis extóllitur, si quis in fáciem vos cædit.  Secúndum ignobilitátem dico, quasi nos infírmi fuérimus in hac parte.  In quo quis audet (in insipiéntia dico) áudeo et ego: Hebræi sunt, et ego: Israëlítæ sunt, et ego: Semen Abrahæ sunt, et ego: Minístri Christi sunt, (ut minus sápiens dico) plus ego: in labóribus plúrimis, in carcéribus abundántius, in plagis supra modum, in mórtibus frequénter.  A Judæis quínquies quadragénas, una minus, accépi. Ter virgis cæsus sum, semel lapidátus sum, ter naufrágium feci, nocte et die in profúndo maris fui, in itinéribus sæpe, perículis flúminum, perículis latrónum, perículis ex génere, perículis ex géntibus, perículis in civitáte, perículis in solitúdine, perículis in mari, perículis in falsis frátribus: in labóre, et ærúmna, in vigíliis multis, in fame et siti, in jejúniis multis, in frígore et nuditáte, præter illa, quæ extrínsecus sunt, instántia mea quotidiána, sollicitúdo ómnium Ecclesiárum.  Quis infirmátur, et ego non infírmor? quis scandalizátur, et ego non uror?  Si gloriári opórtet: quæ infirmitátis meæ sunt, gloriábor.  Deus et Pater Dómini nostri Jesu Christi, qui est benedíctus in sæcula, scit quod non méntior.  Damásci præpósitus gentis Arétæ regis, custodiébat civitátem Damascenórum, ut me comprehénderet: et per fenéstram in sporta dimíssus sum per murum, et sic effúgi manus ejus.  Si gloriári opórtet (non éxpedit quidem): véniam autem ad visiónes, et revelatiónes Dómini.  Scio hóminem in Christo ante annos quatuórdecim, sive in córpore néscio, sive extra corpus néscio, Deus scit, raptum hujúsmodi usque ad tértium cælum.  Et scio hujúsmodi hóminem, sive in córpore, sive extra corpus néscio, Deus scit: quóniam raptus est in paradísum: et audívit arcána verba, quæ non licet hómini loqui.  Pro hujúsmodi gloriábor, pro me autem nihil gloriábor nisi in infirmitátibus meis.  Nam, et si volúero gloriári, non ero insípiens: veritátem enim dicam: parco autem, ne quis me exístimet supra id, quod videt in me, aut áliquid audit ex me.  Et ne magnitúdo revelatiónum extóllat me, datus est mihi stímulus carnis meæ ángelus Sátanæ, qui me colaphízet.  Propter quod ter Dóminum rogávi ut discéderet a me: et dixit mihi: Súfficit tibi grátia mea: nam virtus in infirmitáte perfícitur.  Libénter ígitur gloriábor in infirmitátibus meis, ut inhábitet in me virtus Christi.

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Corintios

Hermanos: Vosotros, que sois sensatos, soportáis con gusto a los insensatos: si uno os esclaviza, si os explota, si os roba, si es arrogante, si os insulta, lo soportáis. Lo digo para vergüenza vuestra: ¡Cómo hemos sido nosotros tan débiles! Pero a lo que alguien se atreva —lo digo disparatando—, también me atrevo yo. ¿Que son hebreos? También yo. ¿Que son israelitas? También yo. ¿Que son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Que son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más yo. Más en fatigas, más en cárceles; muchísimo más en palizas y, frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasé una noche y un día en alta mar. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa. Y aparte todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién tropieza sin que yo me encienda? Si hay que gloriarse, me gloriaré de lo que muestra mi debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús —bendito sea por siempre— sabe que no miento. En Damasco, el gobernador del rey Aretas montó una guardia en la ciudad para prenderme; metido en un costal, me descolgaron muralla abajo por una ventana, y así escapé de sus manos. ¿Hay que gloriarse?: sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un hombre en Cristo que hace catorce años —si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre —si en el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz de repetir. De alguien así podría gloriarme; pero, por lo que a mí respecta, solo me gloriaré de mis debilidades. Aunque, si quisiera gloriarme, no me comportaría como un necio, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que nadie me considere superior a lo que ve u oye de mí. Por la grandeza de las revelaciones, y para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: «Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad». Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo.

 

GRADUAL Salmo 82, 19 y 14

Sciant gentes, quóniam nomen tibi Deus: tu solus Altíssimus super omnem terram.  V/. Deus meus, pone illos ut rotam: et sicut stípulam ante fáciem venti.

Reconozcan los gentiles que tú, Señor, eres el único excelso en toda la tierra. V/. Dios mío, hazlos hojarasca, vilanos frente al vendaval.

 

TRACTO Salmo 59, 4.6

En Septuagésima, omitido el Aleluya, se dice:

Commovísti, Dómine, terram, et conturbásti eam.  V/. Sana contritiónes ejus, quia mota est. V/. Ut fúgiant a fácie arcus: ut liberéntur elécti tui.

Señor, has sacudido la tierra, y la has hendido: V/. Sana sus quebraduras, porque se ha movido. V/. Para que huyan a la vista del arco: para que sean librados tus elegidos.

 

EVANGELIO Lucas 8, 4-15

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam

In illo témpore: Cum turba plúrima convenírent, et de civitátibus properárent ad Jesum, dixit per similitúdinem: «Exiit, qui séminat, semináre semen suum: et dum séminat, áliud cécidit secus viam, et conculcátum est, et vólucres cæli comedérunt illud. Et áliud cécidit supra petram: et natum áruit, quia non habébat humórem. Et áliud cécidit inter spinas, et simul exórtæ spinæ suffocavérunt illud. Et áliud cécidit in terram bonam: et ortum fecit fructum céntuplum.» Hæc dicens clamábat: «Qui habet aures audiéndi, áudiat.» Interrogábant autem eum discípuli ejus; quæ esset hæc parábola. Quibus ipse dixit: «Vobis datum est nosse mystérium regni Dei, céteris autem in parábolis: ut vidéntes non vídeant, et audiéntes non intélligant. Est autem hæc parábola: Semen est verbum Dei. Qui autem secus viam, hi sunt qui áudiunt: deínde venit diábolus, et tollit verbum de corde eórum, ne credéntes salvi fiant. Nam qui supra petram: qui cum audíerint, cum gáudio suscípiunt verbum: et hi radíces non habent: qui ad tempus credunt, et in témpore tentatiónis recédunt. Quod autem in spinas cécidit: hi sunt, qui audiérunt, et a sollicitudínibus, et divítiis, et voluptátibus vitæ eúntes, suffocántur, et non réferunt fructum. Quod autem in bonam terram: hi sunt, qui in corde bono, et óptimo audiéntes verbum rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.»

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo: Habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, Jesús dijo en parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga». Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola. Él dijo: «A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro. Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.

Se dice Credo

 

OFERTORIO Salmo 16, 5. 6-7

Pérfice gressus meos in sémitis tuis, ut non moveántur vestígia mea: inclína aurem tuam, et exáudi verba mea; mirífica misericórdias tuas, qui salvos facis sperántes in te, Dómine.

Dirige mis pasos por tus caminos, para que no vacilen mis pies: inclina tu oído, y escucha mis palabras: glorifica tus misericordias, tú que salvas a los que esperan en ti, Señor.

 

SECRETA

Oblátum tibi Dómine sacrifícium, vivíficet nos semper, et múniat. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,

 

Haz, Señor, que este Sacrificio, a ti ofrecido, nos vivifique siempre, y nos defienda. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios

 

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

 

 

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios Todopoderoso y eterno: Que con tu Único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola persona, sino tres Personas en una sola naturaleza. Y lo que creemos de tu gloria, porque Tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo, y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad; A quien alaban los Ángeles y los Arcángeles y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamare con una sola voz:

 

COMUNIÓN Salmo 42, 4

Introíbo ad altáre Dei, ad Deum qui lætíficat juventútem meam.

Me llegaré al altar de Dios, que llena de alegría mi juventud.

 

POSCOMUNIÓN

Súpplices te rogámus omnípotens Deus: ut quos tuis réficis sacraméntis, tibi étiam plácitis móribus dignánter deservíre concédas. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Te rogamos humildemente, oh Dios omnipotente, hagas que, los que tú alimentas con tus Sacramentos, te sirvan alegremente con sus buenas costumbres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 
 

Domingo de Sexagésima by IGLESIA DEL SALVADOR DE TOL...