miércoles, 25 de mayo de 2022

La Ascensión del Señor / In Ascensione Dómini


LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
I clase, blanco
Gloria, después del Evangelio se apaga el cirio,
Credo y prefacio de la Ascensión.
 
 In Ascensione Dómini
 
La fiesta de la Ascensión es una de las más hermosas del año litúrgico, de una alegría dulce, suave y reposada, con dejos de santa tristeza que la hacen aún más simpática al corazón cristiano y contemplativo. Es la inauguración oficial del Cielo por Jesucristo. Lo conquistó Él con su muerte y resurrección y nos lo brinda a todos como premio regalado de una vida santa, ajustada a su divina Ley. Ir, pues, al Cielo, debe constituir nuestra ambición y nuestro ideal. Con la esperanza de ir a él y de gozar en él de goces inenarrables y eternos, debemos padecer con paciencia y hasta con amor las miserias de la tierra. ¡Arriba, pues, los corazones! ¡a vivir tan limpiamente, que merezcamos ver y amar a Dios para siempre y gozar con Él de la eterna bienaventuranza!
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El admirable misterio de la Ascensión sus circunstancias, los testigos que la presenciaron, todo cuanto se refiere a la verdad de este artículo de nuestra fe, lo hayamos expresamente consignado en Epístola de la Santa Misa.
El Salvador, a la vista de sus apóstoles y por su propia virtud, subió a los cielos en cuerpo y alma, para tomar posesión de su gloria y ser allí nuestro medianero o intercesor delante de su Padre celestial. El cuerpo terreno de Jesús está sublimado a la más encumbrada gloria de los cielos y su naturaleza humana está envuelta por los resplandores eternos del poder, de la gloria y de la majestad divina. El Evangelio testifica también la verdad de este misterio, enseñándonos, además, la misión que Jesucristo expresamente confió a sus Apóstoles, y como éstos la cumplieron. Terminado el Evangelio, se apaga el cirio Pascual para dar a entender que Jesucristo resucitado no mora ya visiblemente en la tierra. Por medio de las Oraciones pedimos al señor, como fruto práctico de la fiesta, que podamos habitar con el corazón en el cielo, en donde está nuestro verdadero tesoro.
Para celebrar dignamente la fiesta de la Ascensión, hemos de hacer tres cosas: 1º adorar a Jesucristo en el cielo como medianero y abogado nuestro; 2º despegar enteramente nuestro corazón de este mundo como lugar de destierro, y aspirar únicamente al cielo, nuestra verdadera patria; 3º determinarnos a imitar a Jesús en la humildad, en la mortificación y en los padecimientos para tener parte en su gloria.

INTROITO Hechos 1, 11. Salmo 46, 2
Viri Galilǽi, quid admirámini aspiciéntes in cælum? allelúja: quemádmodum vidístis eum ascendéntem in cælum, ita véniet, allelúja, allelúja allelúja. V/.  Omnes gentes, pláudite manibus, jubiláte Deo in voce exsultatiónis. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?  Aleluya, aleluya. Como lo habéis visto marchar al cielo, así vendrá, aleluya, aleluya, aleluya. V/.  Pueblos todos, batid palmas,  aclamad a Dios con gritos de júbilo. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA
Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut, qui hodiérna die Unigénitum tuum Redemptórem nostrum as cælos ascendísse crédimus; ipsi quoque mente in cæléstibus habitémus. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Dios todopoderoso, concede a quienes creemos que tu Hijo y Salvador nuestro ha subido hoy a los cielos, vivir en ascensión continúa hasta alcanzar la eterna morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Hechos 1, 1-11
Léctio Actuum Apostolórum.
Primum quidem sermónem feci de ómnibus, o Theóphile, quæ cœpit Jesus fácere et docére, usque in diem qua præcípiens Apóstolis per Spíritum Sanctum, quos elégit, assumptus est; quibus et prǽbuit seípsum vivum post passiónem suam in multis arguméntis, per dies quadragínta appárens eis, et loquens de regno Dei. Et convéscens, præcépit eis ab Jerosólymis ne discéderent, sed expectárent promissiónem Patris, quam audístis (inquit) per os meum; quia Joánnes quidem baptizávit aqua, vos autem baptizabímini Spíritu Sancto non post multos hos dies. Igitur qui convenérant interrogábant eum dicéntes: «Dómine si in témpore hoc restítues regnum Israël?» Dixit autem eis: «Non est vestrum nosse témpora vel moménta quæ Pater pósuit in sua potestáte: sed accipiétis virtútem superveniéntis Spíritus Sancti in vos, et éritis mihi testes in Jerúsalem et in omni Iudǽa, et Samaría, et usque ad últimum terræ.» Et cum hæc dixísset, vidéntibus illis, elevátus est, et nubes suscépit eum ab óculis eórum. Cumque intueréntur in cælum eúnte illum, ecce duo viri adstitérunt juxta illos in véstibus albis, qui et dixérunt: «Viri Galilǽi, quid statis aspiciéntes in cælum? Hic Jesus, qui assúmptus est a vobis in cælum, sic véniet, quemádmodum vidístis eum eúntem in cælum.»

Lección de los Hechos de los Apóstoles

En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días». Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?». Les dijo: «No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra». Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».


ALELUYA PASCUAL. Salmo 46, 6; Salmo 67,18-19
En Pascua, omitido el gradual, se dice:
Allelúja, allelúja. V/. Ascéndit Deus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ. Allelúja. V/. Dóminus in Sina in sancto, ascéndens in altum, captívam duxit captivitátem. Allelúja
Aleluya, aleluya. V/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor  a son de trompeta. Aleluya. V/. Dios marcha del Sinaí al santuario, sube a la cumbre llevando cautivos. Aleluya.

EVANGELIO Marcos l6, 14-20.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Marcum.
In illo témpore: Recumbéntibus illis úndecim appáruit illis Jesus: et exprobrávit incredulitátem eórum et durítiam cordis: quia his qui víderant eum resurrexísse non credidérant. Et dixit eis: «Eúntes in mundum univérsum, prædicáte Evangélium omni creatúræ. Qui credíderit et baptizátus fúerit, salvus erit; qui vero non credíderit condemnábitur. Signa autem eos, qui credíderint, hæc sequéntur: In nómine meo dæmónia ejícient; linguis loquéntur novis; serpéntes tollent; et si mortíferum quid bíberint, non eis nocébit: super ægros manus impónent, et bene habébunt.» Et Dóminus quidem Jesus, postquam locútus est eis, assúmptus est in cælum, et sedit a dextris Dei. Illi autem profécti prædicavérunt ubique, Dómino cooperánte et sermónem confirmánte, sequéntibus signis.

Continuación del Santo Evangelio según San Marcos.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Dicho el Evangelio, se apaga el cirio pascual.

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 46, 6
Ascéndit Deus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ, allelúja.
Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas, aleluya.

SECRETA
Súscipe, Dómine, múnera, quæ pro Fílii tui gloriósa Ascensióne deférimus: et concéde propítius; ut a præséntibus periculis liberemur, et ad vitam perveniámus ætérnam. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
Recibe. Señor, las ofrendas que te presentamos, para celebrar la Ascensión de tu Hijo a la gloria: líbranos de los actuales peligros y concédenos la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,

PREFACIO DE LA ASCENSIÓN
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: per Christum, Dóminum nostrum. Qui post resurrectiónem suam ómnibus discípulis suis maniféstus appáruit, et, ipsis cernéntibus, est elevátus in cælum, ut nos divinitátis suæ tribúeret esse partícipes. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor: Que después de su resurrección se apareció visiblemente a todos sus discípulos y, ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos compartir su divinidad. Por eso con los Ángeles y Arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Dicho el Evangelio, se apaga el cirio pascual.

COMUNICANTES PROPIO.
Communicántes, et diem sacratíssimum celebrántes, quo Dóminus noster unigénitus Fílius tuus, unítam sibi fragilitátis nostræ substántiam, in glóriæ tuæ déxtera collocávit: sed et memóriam venerántes,…
Unidos en una misma comunión y celebrando el sacratísimo día en que el Señor nuestro, tu unigénito Hijo, colocó al a dieta de tu gloria nuestra frágil naturaleza, unida en él a su divinidad, veneramos también la memoria,…

COMUNIÓN Salmo 67,33-34
Psálite Dómino, qui ascéndit super cælos cælorum ad Oriéntem, allelúja.
Cantad al Señor, que sube a lo más alto de los cielos hacia el Oriente, aleluya.

POSCOMUNIÓN
Presta, nobis, quǽsumus, omnípotens et miséricors Deus: ut, quæ visibílibus mystériis suménda percépimus, invisíbili consequámur efféctu. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Dios de poder y misericordia, concédenos sentir los frutos invisibles de este sacramento visible que hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Comentarios al Evangelio