martes, 23 de abril de 2013

Himno. Ad Regias Agni Dapes. Tiempo de Pascua. Vísperas


AD REGIAS AGNI DAPES
Himno de Vísperas para el tiempo de Pascua
El presente himno es una versión del original ambrosiano Ad coenam Agni providi (s. VI) realizada en 1632 por el Papa Urbano VIII. Del orginal sólo quedaron tres frases. Se canta desde las vísperas del "Sabbato in Albis" hasta la I Vísperas de la Ascensión del Señor en todos los oficios dominicales y feriales .  

1.-Ad regias Agni dapes,
Stolis amicti candidis,
Post transitum Maris Rubri,
Christo canamus Principi:

2.-Divina cujus caritas
Sacrum propinat sanguinem,
Almique membra corporis
Amor sacerdos immolat.

3.-Sparsum cruorem postibus
Vastator horret Angelus:
Fugitque divisum mare;
Merguntur hostes fluctibus.

4.-Jam Pascha nostrum Christus est
Paschalis idem victima,
Et pura puris mentibus
Sinceritatis azyma.

5.-O vera caeli victima,
Subjecta cui sunt tartara,
Soluta mortis vincula,
Recepta vitae praemia.

6.-Victor, subactis inferis,
Trophae Christus explicat;
Coeloque aperto, subditum
Regem tenebrarum trahit.

7.-Ut sis perenne mentibus
Paschale, Jesu, gaudium,
A morte dira criminum
Vitae renatos libera.

8.-Deo Patri sit gloria,
Et Filio, qui a mortuis
Surrexit, ac Paraclito,
In sempiterna saecula.
Revestidos de blancas vestiduras
Vayamos al banquete del Cordero,
Y terminado el cruce del Mar Rojo
Alcemos nuestro canto al Rey eterno.

La caridad de Dios es quien nos brinda
Y quien nos da a beber su sangre propia,
el Amor sacerdote es quien se ofrece
Y quien los miembros de su cuerpo inmola.

Las puertas salpicadas con tal sangre
Hacen temblar al Ángel vengativo,
Y el mar deja pasar a los hebreos
Y sumerge después a los egipcios.

Ya el Señor Jesucristo es nuestra pascua,
Ya el Señor Jesucristo es nuestra víctima:
El ázimo purísimo y sincero
Destinado a las almas sin mancilla.

Oh verdadera víctima del cielo,
Que tiene a los infiernos sometidos,
Ya rotas las cadenas de la muerte,
Y el premio de la vida recibido.

Vencedor del averno subyugado,
El Redentor despliega sus trofeos,
Y sujetando al rey de las tinieblas
Abre de par en par el alto cielo.

Para que seas, oh Jesús, la eterna
Dicha pascual de nuestras almas limpias,
Líbranos de la muerte del pecado
A los que renacimos a la vida.

Gloria sea a Dios Padre y a su Hijo,
Que de los muertos ha resucitado,
Así como también al sacratísimo
Paracleto por tiempo ilimitado.