sábado, 27 de junio de 2020

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. 27 de junio. Fiesta en algunos lugares


21 DE JUNIO
NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO
En la iglesia de San Mateo, sobre el Esquilino, en Roma, se venera bajo esta gloriosa advocación una imagen milagrosa de la Virgen María conocida desde el s. XII, y que, después de haber sido durante seis siglos objeto de un culto popular, se perdió en el curso de las vicisitudes por las que pasó la ciudad santa durante la primera mitad del s. XIX. El cuadro fue encontrado de una manera providencial en 1866, y el Papa Pío IX, gran devoto de María, restableció su culto secular con una fiesta litúrgica.
Atemorizado por la visión de dos ángeles que le muestran los instrumentos de la Pasión, el Niño Jesús ha corrido hacia su Madre, perdiendo casi una de sus pequeñas sandalias en su precipitada huida. María lo sostiene en sus brazos de manera protectora y amorosa. Pero, si prestas atención a sus ojos, su mirada esta fija no en Jesús sino en nosotros. ¿No es este detalle un toque de genialidad? ¿Qué mejor manera de expresar el interés de Nuestra Señora en nuestras vidas y crecimiento espiritual?
Las pequeñas manos de Jesús también están sujetas a las de María como una forma de recordarnos a nosotros que, así como en la tierra él se puso enteramente en su manos buscando protección, así ahora en el cielo él nos confía a cada uno de nosotros en sus tiernos y amorosos cuidados.

TEXTOS DE LA SANTA MISA

INTROITO 
Gaudeámus omnes in Dómino diem festum celebrántes sub honóre beátæ Maríæ Vírginis: de cujus solemnitáte gaudent Angeli, et colláudant Fílium Dei. V/.  Sal 44, 2.- Eructávit cor meum verbum bonum: dico ego ópera mea Regi. V/.  Glória Patri.
Alegrémonos todos en el Señor, celebrando la festividad de la Santísima Virgen María, de cuya solemnidad se gozan los ángeles y alaban a coro al Hijo de Dios. V/. Rebosa en mi corazón un bello discurso, es a un Rey a quien digo mi poema. V/. Gloria.
COLECTA
Dómine Jesu Christe, qui Genitrícem tuam Maríam, cujus insígnem venerámur imáginem, Matrem nobis dedísti perpétuo succúrrere parátam: concéde quǽsumus; ut nos matérnam ejus opem assídue implorántes, redemptiónis tuæ fructum perpétuo experíri mereámur: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.
Señor Jesucristo que nos has dado como madre dispuesta siempre a socorrernos, a tu Madre María, cuya insigne imagen veneramos; concédenos, te suplicamos, que, implorando asiduamente su maternal ayuda, merezcamos experimentar por siempre el fruto de tu redención. TÚ, que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.
EPISTOLA  Ecli 24, 23-31
Léctio Libri Sapiéntiæ.
Ego quasi vitis fructificávi suavitátem odóris: et flores mei, fructus honóris et honestátis. Ego mater pulchræ dilectiónis, et timóris, et agnitiónis, et sanctæ spei. In me grátia omnis viæ et veritátis: in me omnes spes vitæ et virtútis. Transíte ad me omnes qui concupíscitis me, et a generatiónibus meis implémini. Spíritus enim meus super mel dulcis, et heréditas mea super mel et favum. Memória mea in generatiónes sæculórum. Qui edunt me, adhuc esúrient: et qui bibunt me, adhuc sítient. Qui audit me, non confundétur: et qui operántur in me, non peccábunt. Qui elúcidant me, vitam ætérnam habébunt.
Lectura del libro del Eclesiástico.
He dado, como la vid, graciosos retoños y mis flores han dado frutos de gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor puro, del temor, de la ciencia, y de la santa esperanza. En mí se halla toda la gracia de la doctrina y de la verdad, toda la esperanza de la vida y de la virtud. Venid a mí los que me deseáis y hartaos de mis frutos, porque pensar en mí es más dulce que la miel y poseerme, más que el panal de miel. Mi memoria vivirá de generación en generación.  Los que me coman tendrán aún hambre, y quienes me beban tendrán aún sed. El que me escucha no sufrirá decepción y los que obran por mí, no pecarán. Los que me dan a conocer, tendrán la vida eterna.
GRADUALE Cant 6, 3.9. Jdt 13, 22
Tota formósa et suávis es, fília Sion, pulchra ut luna, elécta ut sol, terríblis ut castrórum ácies ordináta. V/.  Benedíxit te Dóminus in virtúte sua, quia per te ad níhilum redégit inimícos nostros.

Alleluia, alleluia. V/. .- Ave María, grátia plena: Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus. Alleluia..
Hermosa eres y encantadora, hija de Sión, hermosa como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla. V/.   El Señor te ha bendecido en su potencia, pues por tu medio ha aniquilado a nuestros enemigos.
Aleluya. Aleluya. V/. Dios te salve María, llena de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú entre la mujeres.  Aleluya.
EVANGELIO Jn 19, 25-27
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.
In illo témpore: Stabant juxta crucem Jesu mater ejus, et soror matris ejus María Cléophæ, et María Magdaléne. Cum vidísset ergo Jesus matrem, et discípulum stantem, quem diligébat, dicit matri suæ: "Múlier, ecce fílius tuus." Deínde dicit discípulo: "Ecce mater tua." Et ex ílla hora accépit eam discípulus in sua.
Lectura del Santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo; Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María la Magdalena. Viendo, pues, Jesús, a su Madre, y junto a ella al discípulo amado, dice a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora la  recibió el discípulo en su casa.
OFERTORIO  Cfr. Jr 18, 20
Recordáre, Virgo Mater Dei, dum stéteris in conspectu Dómini, ut loquáris pro nobis bona, et ut avértat indignatiónem suam a nobis.
Acuérdate de nosotros, oh Virgen Madre de Dios, aboga en nuestro favor en la presencia de Dios para que aparte de nosotros su indignación.
SECRETA
Tua, Dómine, propitiatióne, et beátæ Maríæ semper Vírginis intercessióne, ad perpétuam atque præséntem hæc oblátio nobis profíciat prosperitátem et pacem. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum, qui tecum vívit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum.  Amen.
Por su bondad, Señor, y por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen y Madre María, sírvanos esta ofrenda para conseguir la felicidad y la paz presente y perdurable. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
PREFACIO DE LA VIRGEN MARÍA
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Et te in festivitate beátæ Maríæ semper Vírginis collaudáre, benedícere, et predicáre. Quæ et Unigénitum tuum Sancti Spíritus obumbratióne concépit: et virginitátis glória permanénte lumen ætérnum mundo effúdit, Jesum Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable que en todo tiempo y lugar demos gracias, Señor Santo, Padre omnipotente, Dios eterno y alabarte y bendecirte y glorificarte en la festividad de la bienaventurada siempre Virgen María que concibió a tu Unigénito Hijo por obra del Espíritu Santo y permaneciendo intacta la gloria de su virginidad dio al mundo la luz eterna, Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu majestad, las dominaciones la adoran, tiemblan las potestades, los cielos y las virtudes de los cielos, y los bienaventurados serafines la celebran con igual júbilo. Te rogamos que con sus alabanzas recibas también las nuestras cuando te decimos con humilde confesión.





















ANTÍFONA DE COMUNIÓN    
Regína mundi digníssima, María Virgo perpétua, intercéde pro nostra pace et salúte, quæ genuísti Christum Dóminum Salvatórem ómnium.
Dignísima Reina del mundo y siempre Virgen María, consíguenos la paz y la salud, tú que has dado a luz a Jesucristo, Señor nuestro, Salvador de todos


  


ORACIÓN POSTCOMUNIÓN
Audjuvit nos quæsumus, Dómine, immaculátæ Genetrícis tuæ, sempérque Vírginis Mariæ, intercéssio veneránda: ut, quos perpétuis cumulávit benefíciis, a cunctis perículis absolútos, sua fáciat pietáte concórdes. Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.
Te pedimos. oh Señor, la ayuda de la santa intercesión de tu inmaculada Madre y siempre Virgen María, para que, libres de todo peligro, vivan en piadosa unión los que tan colmados se han visto siempre de sus beneficios.  Tú, que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.